Problematica de la Mujer
Las mujeres rurales y la seguridad alimentaria

 

Las mujeres rurales y la seguridad alimentaria

Fuente: La Republica del 20/10/2001.
Por Elena Villanueva Díaz ( Integrante del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.)

El 15 de octubre se celebró el Día Mundial de la Mujer Rural, fecha instituida con el fin de visibilizar la situación de estas mujeres, pero también el rol que tienen en un país, fundamentalmente en lo que se refiere a la seguridad alimentaria.

En el Perú, la seguridad alimentaria se ha convertido en una preocupación diaria por el creciente número de personas en extrema pobreza, en la que está comprendida más de la mitad de la población y que se pone de manifiesto en el bajo poder adquisitivo de los hogares.
Esta situación afecta sobre todo al sector rural, en especial a las mujeres. Las cifras oficiales nos señalan que para el año 2000 la pobreza en el área rural alcanza el 60,1 por ciento.

Es por ello que las mujeres en el campo y en los sectores periurbanos se han visto impulsadas a incursionar en actividades de generación de ingresos, en su búsqueda de aportar a la economía familiar, como una estrategia de lucha contra la pobreza. Su punto de partida ha sido la transformación de alimentos aprovechando su propia tecnología y la variedad de recursos agropecuarios de las regiones. De esta manera se convierten en procesadoras de granos, frutas, lácteos y carnes.

Estas actividades las desarrollan paralelamente a sus tareas del hogar, movilizando incluso a los miembros de su familia o a través de sus organizaciones, conformando unidades productivas a su interior.

Sin embargo, en su camino se encuentran con limitaciones como inadecuado manejo técnico para la elaboración, acabado y presentación de sus productos; falta de créditos para el desarrollo de sus iniciativas; escaso manejo y conocimiento para la gestión y administración empresarial; poca información y manejo de canales de comercialización y escaso o nulo equipamiento para el desarrollo de sus trabajos, entre otros. A esta situación se suma el poco reconocimiento y valoración de su trabajo y aporte a la seguridad alimentaria, así como la baja autoestima que aún persiste en muchas de ellas.

Mientras tanto, hasta ahora las políticas públicas han subvalorado su aporte a la producción nacional y han respondido a esta urgencia con un asistencialismo cuestionable antes que con alternativas viables y programas de desarrollo sostenible y con equidad.
Esta situación demanda respuestas concretas, más aún en los actuales momentos en que la mayoría de organizaciones de mujeres se propone pasar de la sobrevivencia a la gestión de iniciativas productivas generadoras de ingresos.

Existen experiencias que demuestran la capacidad de respuesta que tienen las mujeres a propuestas orientadas a fortalecer sus iniciativas económicas. Un ejemplo de ello es el proyecto piloto "Mujeres y tecnologías alimentarias" del Centro de la Mujer Peruana que ha venido desarrollándose en sectores rurales y periurbanos en tres departamentos: Cusco, Huancayo y Tarapoto.

Este proyecto se ha orientado a contribuir al acceso de las mujeres a los recursos productivos, así como a la valoración de su aporte a la seguridad alimentaria y desarrollo rural; en la perspectiva de lograr su empoderamiento para la defensa de sus derechos económicos y políticos.

Busca la equidad de género, al promover la igualdad de oportunidades para las mujeres en el acceso a los recursos productivos, propiciando, por un lado, su participación y reconocimiento en los ámbitos económico, social y político y, por el otro, aportar desde la práctica a la formulación de propuestas de políticas a su favor.

En esta perspectiva participaron directamente las tecnólogas de diez microempresas rurales de alimentos y 90 líderes representantes de las unidades productivas de Cusco, Huancayo y Tarapoto. Y por efecto multiplicador del proyecto, se ha llegado en promedio a más de 250 mujeres en cada una de las tres zonas de ejecución del proyecto, gracias a la intervención de las líderes formadas que aportaron directamente a la capacitación técnica de nuevos grupos de mujeres.

Esta propuesta ha estado acompañada de la capacitación y asistencia en gestión empresarial, comercialización y crédito desde una mirada de género. También fue importante la alianza con instituciones técnicas locales públicas y privadas, que se responsabilizaron del seguimiento y la asistencia técnica.

Consideramos que el impacto alcanzado es fruto de este trabajo conjunto como las mismas mujeres rurales lo expresan: "el equipo técnico nos ha apoyado a crecer junto con nuestros productos y empresas".

Con la ejecución de este proyecto se ha aportado al desarrollo de las capacidades locales; al fortalecimiento individual y colectivo de las mujeres productoras de alimentos, partícipes de esta propuesta; al mejoramiento de su calidad de vida; a la generación de empleo e ingresos económicos y lucha contra la pobreza; y en consecuencia al cambio de la situación y condición de las mujeres como trabajadoras y promotoras de la seguridad alimentaria familiar, local.

Esta es una propuesta que puede ser replicada en otros puntos del país y que demuestra cómo las mujeres se comprometen cuando se trata de iniciativas que favorecen su desarrollo. El apoyo orientado a las mujeres debe apuntar a que en el futuro logren su propio autosostenimiento. Para ello es necesario una política integral concertada desde los distintos sectores del Estado, recogiendo la experiencia en este sentido de la sociedad civil.

 

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