Cuestiones de IDENTIDAD
¿Y qué dicen sobre la estatua del porquerizo Pizarro?

 

¿Y qué dicen sobre la estatua del porquerizo Pizarro?

Fuente:   por Herbert Mujica Rojas hmujica@bigfoot.com 21-2-2002

Las noticias cuentan que el pintoresco y prescindible parlamentario Xavier Barrón, comprobó, escalera de por medio, que la estatua que representa a Faustino Sánchez Carrión, el Solitario de Sayán, y que se está en el patio posterior del recinto del Congreso sí corresponde a la efigie que se evoca. Más allá de la anécdota habría que preguntar a los 120 parlamentarios, sin excepción alguna, ¿porqué no cuestionan la abominable presencia metálica de Pizarro en la Plaza de Armas? El porquerizo de Trujillo de Extremadura y uno de los socios de la conquista-masacre del Perú está donde no debe y se le guarda un atávico como inmerecido respeto. ¡Sólo en el Perú los asesinos son producto de homenajes y fanfarrias!

La estatua de Pizarro se parece más a un oficial de la edad media, guarda poco parecido con los rasgos del porquerizo y además la historia de su obsequio es diciente. Pretendió ser regalada por su autor un norteamericano de apellido olvidable a México en honor de Hernán Cortés. Los mexicanos, ni cortos ni perezosos, amantes de su estirpe y de su tierra, rechazaron de plano el fardo y de norte a sur, recaló en Perú, semejante encargo. Por los años 40 la estatua lucía sus mediocrísimas reminiscencias al pie de la Catedral. Es probable que ninguno de los actuales lectores haya visto o recuerde tal presencia antaña, pero así fue.

La presión de la Santa Mafia, quiero decir la Iglesia Católica logró desalojar al pretenso Pizarro y fue ubicado en la esquina de Palacio al pie de un histórico café, lugar en que una y mil componendas políticas son parte de la historia política del Perú. ¿Puede un pueblo aceptar que su masacrador oficial, el mismo que ordenó la captura y muerte de Atahualpa, esté presidiendo el contorno de la Plaza de Armas?

Con Pizarro, Luque y Almagro, llegaron al Perú una serie de taras desconocidas, el lucro, la venganza, la codicia, la estupidez hecha doctrina en nombre de la Iglesia y un Dios que los incásicos desconocían totalmente. Además, la traición se hizo constante y norma indispensable de vida. Si no se era un proditor y apuñalador, entonces no se era valiente y "digno". Al imperio incaico, que apenas superó la centuria, estas lacras y cánceres sociales, lo tumbaron con una celeridad que encontró en múltiples poblaciones descontentas aliados valiosos y eficaces. En buen romance, con los ibéricos, con estos peninsulares, rufianes expulsos, curas miserables, aventureros de poca monta, Latinoamérica ganó su ingreso a las mazmorras de la incultura de las que hasta hoy es presa irredimible.

¿Cómo entender entonces que congresistas que se llaman peruanos, sobre todo, cuando cobran el dinero que erogan los otros 26 millones de peruanos, los 15 y los 30, se dediquen a comprobar si la estatua de Sánchez Carrión se le parece o es genuina cuando no se les pasa por la mente siquiera cuestionar y enviar a fundir el fierro aquel de la Plaza de Armas y que evoca al porquerizo masacrador de Pizarro? ¡Falta de dignidad, así de simple! ¡Carencia de perspectiva histórica! ¡Indiferencia total con el país y su gente!

Pero los parlamentarios son parte de un circo lamentable que no consiguen ubicarse adecuadamente por burros y simplones. El asunto es mucho más preocupante y encierra una interrogante muy seria: ¿no era que había un cholo genuino, error de la estadística, en Palacio y actuando como presidente del Perú? ¿Qué espera Alejandro Toledo para ordenar a la recua de sus consejeros presidenciales a que investiguen este tema y acaso arriben a la única conclusión decente posible, esto es, enviar a fundir y botar a la basura la estatua de Pizarro? ¿Es que esos idiotas consejeros no tienen más ambición, como los congresistas, de cobrar el dinero de los peruanos y nada más? ¡En lugar de estar haciendo lobbies para sus ONGs y con intereses particulares muy puntuales y ajenos al común de los peruanos ¿porqué no hacen algo constructivo que les catapulte a una posición nacionalista y puntualmente digna?

¡Nótese: un supuesto indígena auténtico no tiene mayor problema en despachar en Palacio, teniendo en una de sus esquinas nada menos que a ..............Pizarro! ¡Qué surreal y alucinante tener que soplarse esta enfermiza relación subalterna! En México no hay ninguna estatua de Hernán Cortés. En Israel tampoco ninguna de Adolfo Hitler. En Camboya, se pretende olvidar a Pol Pot.

Pocos meses atrás, en ocasión de la visita de Juan Carlos de Borbón, rey de España, La Resistencia planteó que España debería de indemnizar al Perú por el genocidio de que fueron autores en los millones de peruanos regnícolas cuando ellos vinieron a conquistar- masacrar un imperio que tenía mucho oro, pero también honradez, dignidad y verdades. Y no debe pasarse por alto que hay otro agente que tiene también más de 500 años engañando y robando, timando y enviciando el cerebro del pueblo peruano y latinoamericano: la Iglesia Católica.

He demostrado que no es un problema ideológico o doctrinario el que se tiene con la cuervería católica, sus vertientes y sectas legales o embozadas. Es un tema delincuencial de curas que viven del dinero de los peruanos, no pagan impuestos y hacen negocios de diversa naturaleza para beneficio propio y no para los pobres que dicen defender. ¿Alguien sabe cuántas son las propiedades inmobiliarias, mineras, empresariales, comerciales, que posee la Iglesia Católica? Los cucufatos y los hueleguisos tildan de sospechoso este cuestionamiento cuando no es más que una simple reflexión militante enderezada hacia los cuervos: ¿porqué no pagan impuestos y porqué tiene el Perú que mantener a ociosos improductivos so pretexto de un tratado internacional, el Concordato, que no ha sido reconocido por ningún Congreso?

¿Saben algo de esto los parlamentarios? ¡Creo que la pregunta es ociosa!

 

 

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