Cuestiones de IDENTIDAD
Diálogo y conflicto entre aguarunas y Estado

Diálogo y conflicto entre aguarunas y Estado

En un artículo anterior (LR 27.01. 02) pregunté ¿de qué Estado se habla en el Perú? luego del grave problema surgido entre los aguarunas de San Ignacio, Cajamarca, y los colonos invasores de tierras indígenas. Sería una maravilla si en nuestro país las leyes se cumplieran. (No recuerdo a qué Presidente se le atribuye la frase "A los amigos lo que quieran, a los enemigos la ley", pero la cito porque ilustra muy bien la fragilidad del Estado y la endeblez de la democracia). Cuatro desalojos de los colonos invasores ordenados por el Poder Judicial quedaron en el papel por la complicidad de los jefes policiales con los invasores. No habría habido problema ni muerto alguno si los funcionarios del PET del Ministerio de Agricultura no hubieran "adjudicado", regalado, ¿vendido? tierras de propiedad reconocida de las comunidades nativas aguarunas a los futuros colonos.

¡Hasta cuándo seguiremos lamentando la corrupción estructural del Estado!

Los aguarunas son históricos dueños de una larga franja en la Amazonía. Jaén fue fundada como Jaén de los Bracamoros, uno de los primeros nombres que los españoles impusieron a los awajún o aguarunas. Por la política colonial de España y de la República los aguaruna perdieron buena parte de su territorio, pero lograron salvar otra, gracias a la Ley 20653 dada por el gobierno de Velasco Alvarado. Hoy, 49,651 aguarunas organizados en 197 comunidades nativas ocupan espacios diversos en 13 distritos de seis provincias en los departamentos de Amazonas, Cajamarca, Loreto y San Martín.

Los aguarunas se defendieron como leones de la invasión española, huyendo ríos arriba y montes adentro. Hicieron lo propio en buena parte de la República independiente. Con el reconocimiento oficial de sus comunidades y una pequeña parte de su territorio, se inició en 1974 una especie de "pacto" con el Estado, como sostiene la antropóloga Frederica Barclay. Un brazo del Estado permitió ese reconocimiento y abre un espacio de diálogo; otros brazos del mismo Estado hacen lo mismo que los españoles, y esa buena parte de peruanos y peruanas que siguen creyendo, en 2002, que la selva es un territorio vacío y que cualquiera puede ir allí a buscar fortuna. El "pacto" supone que los indígenas, de un lado, reconocen al Estado, dialogan con él para pedirle y exigirle el cumplimiento de sus derechos nacional e internacionalmente reconocidos; y, de otro, aceptan las reglas del juego y cumplen con sus deberes. La mesa de diálogo entre el gobierno de Paniagua y los pueblos indígenas ha sido hasta ahora el mejor ejemplo de un saludable entendimiento. Corresponde al Estado el cumplimiento de las leyes y el respeto de los derechos indígenas. Como escribe Frederica Barclay: "Este pacto se ha expresado también en el hecho de que los aguarunas han sido parte fundamental de una estrategia de defensa territorial de áreas que en el pasado disputó Ecuador al Perú. Incluso el kilómetro cuadrado cedido en propiedad a Ecuador como parte de los acuerdos de Itamaratí de 1999 es una contribución aguaruna al proceso de paz, porque Tiwitza (o Tiwientsa, la quebrada de Tiwi) es parte del territorio tradicional aguaruna, en este caso en la cuenca del río Cenepa". Habría que agregar algo más: los aguarunas pusieron también sus soldados y sus muertos. Ellos sí, pero los peruanos de arriba no. Como siempre.

Todas las organizaciones aguarunas de las diferentes cuencas han tenido y tienen una conducta enteramente responsable con el Estado. Su respeto a las normas debe ser plenamente reconocido. Ninguno de sus dirigentes, tanto dentro de AIDESEP como en CONAP, puede ser acusado de haber participado o de haber instigado a que un grupo pequeño de aguarunas tome la justicia por sus propias manos contra los colonos invasores.

¿Tendrán los fiscales y jueces el coraje suficiente para acusar y sancionar a los funcionarios del Ministerio de Agricultura, a los jueces y a los jefes policiales que con su corrupción permitieron que los colonos se instalen donde no debían? Si se acusara y castigara sólo a los aguarunas, la justicia oficial actuaría con la misma ceguera del pasado.

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